Experiencias, sensaciones, alegrías, tristezas, todo lo que pasa por la mente del viajero quedará grabado en nuestra memoria para siempre. Dos almas que se juntan para vivir la aventura de la vida
23 de julio de 2013
21 Días
Hoy, cuando finalmente he recibido un
impulso que me ha situado delante del teclado de este portátil, me he preguntado el motivo de todo este espacio de
tiempo sin escribir. La respuesta ha llegado inmediata e inesperadamente en
forma de número: 21.
Dicen que 21 días es el tiempo que, por la
naturaleza de la mente, tarda una persona en adaptarse a una nueva situación o
en implantar un nuevo hábito o rutina en su vida. Y justo ese es el tiempo que
llevamos viajando por el sur de China sin escribir ni una sola palabra en el
blog.
Quizás
nosotros también hemos necesitado un tiempo de adaptación. O quizás lo que
hemos visto hasta ahora, en estos 21 días por China, nos ha dejado un poco
indiferentes o no nos ha inspirado lo suficiente para querer transmitirlo, o dicho
de otro modo, no nos ha contagiado de la energía necesaria para plasmarlo en un
papel.
Una de nuestras máximas, que procuramos cumplir cuando viajamos, es no crearnos expectativas, es decir, no comparar el lugar, las personas o las experiencias con ningún otro lugar, personas o experiencias que hayamos estado, conocido o sentido; Pero sabemos lo que nos gusta y lo que no.
Cuando viajas por China es inevitable
pasar por estas ciudades, que te dejan agotado, pues entrar o salir de ellas,
buscar la estación de autobús, de tren, incluso un lugar para pernoctar te
consume mucha energía. Pero lo peor viene cuando por fin consigues salir de la megalópolis
y llegar a un punto interesante situado a cientos de kilómetros de
distancia, donde esperas encontrarte rodeado de naturaleza y un poco de paz y lo
que realmente encuentras es un lugar con cientos de miles de turistas chinos comportándose
de la misma manera que lo hacen en sus ciudades. Después del tiempo, dinero y
esfuerzo, te queda una pequeña desilusión.
Pero ahora tenemos esa sensación de que nuestros
esfuerzos de salirnos de las rutas más trilladas han empezado a dar sus frutos.
Para ello ha sido necesario recorrer cientos de kilómetros y dormir en ciudades
de paso. Nuestra perspectiva ha cambiado enormemente. Empieza una nueva etapa.
Etiquetas:
China
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