12 de diciembre de 2010

Chennai-Hyderabad


Con pocas ganas de irnos, pillamos un local bus que nos lleva de Mamallapuram a Chennai. Desde el bus vemos la ciudad, enorme, y una playa muy ancha abarrotada de gente. El bus nos deja cerca del Tribunal de Justicia y aprovechamos para visitarlo.
Llegamos a la estación de trenes con tiempo suficiente para comprar en la foreign office el trayecto Hyderabad - Bhubaneswar para dentro de dos días, así que solo disponemos de un día y medio para Hyderabad. 


Cogemos un tren a las 16,30 y nos dejará en Hyderabad a las 6,00 del día siguiente. El tren en la India es un espectáculo difícil de narrar y más si viajas en clase SL como lo hacemos nosotros. Vendedores de comida, de chai, arregla zapatos, shadus, mendigos, discapacitados de todo tipo (ciegos, mancos, cojos), cantantes, pregoneros, travestidas, ratones y cucarachas deambulan por sus pasillos sin parar. En frente de nuestras literas tenemos dos chicos que se pasan la noche abrazados enganchados al móvil como tontos.
 


Hyderabad nos gusta. Nos recuerda a Delhi. Es una ciudad enorme (la cuarta de la India) pero con muchas cosas que visitar, casi todas en el barrio musulmán, pues aquí son un 60% frente a un 40% hindú.
Los musulmanes viven en torno a la Mecca Masij . Hablando con dos policías, cristianos por cierto, les pregunto que tal relación tienen con ellos. Extrañados de la pregunta me contestan que ninguna, que son muy diferentes a los hindús y al resto de religiones de la India y que no salen de su zona.



Lo cierto que moviéndonos por su zona no parece que estemos en la India. Tenemos la sensación de estar en Afganistán o Paquistán. Las mujeres con el niqab completo, tapadas de arriba abajo menos una pequeña franja de 1cm a la altura de los ojos. El Muecín  (llamada a la oración) de sus mezquitas y los vendedores de agua sonando versos del Corán por sus megáfonos hacen el resto.


Me cabreo bastante cuando montamos en un bus para ir al fuerte de Golconda  y al subir me separan de Yeni, mandándome a empujones al final del bus con los hombres y a Yeni delante con las mujeres.

En ninguna ciudad nos han intentado engañar tanto como en esta. Sobre todo los conductores de autoricksaws. Uno de ellos, después de negociar con él un precio de 30 rupias hasta el hotel, nos lleva a un descampado diciendo que era allí. Tras alegar que no nos había entendido bien y con la ayuda de otros conductores de ricksaws que casualmente se encuentran allí, nos dice que si queremos ir al hotel le tenemos que pagar 100 rupias más. Los otros conductores le “convencen” para que nos lo deje en 80 rupias y así todos contentos. Por supuesto que al llegar al hotel le pago 30 rupias y se monta un lio tremendo.
Esta es una de las estrategias que usan los conductores de autoricksaws. Otras que hemos sufrido es decirte que el guesthouse donde quieres ir se ha quemado, que ese es muy caro porque lo han reformado o porque ha cambiado de dueño o hasta nos han dicho que esa zona donde está el guesthoues esta cerrada por riesgo de atentado, y todo por llevarnos al guesthouse donde se llevan comisión.     

Pero también encontramos gente buena, sin animo de lucro, como un chico en moto que nos pregunta hacia dónde vamos y nos lleva (tres en una moto) enseñándonos por el camino varios lugares.

Por desgracia, la tentación a los placeres carnales nos sucumbe y después de 45 días abandonamos el vegetarianismo (perdona Gandhi). En las ciudades con barrios musulmanes hacen el tandoori chicken para chuparse los dedos. Cuando lo vemos no nos podemos resistir. Al terminar de comer vienen los arrepentimientos y nos ponemos como plegaria unos batidos naturales de frutas (shake) que hacen en un puesto que hemos encontrado cerca del Charminar donde no usan agua ni hielo. Están de escándalo ¡¡¡

Al día siguiente dejamos el lodge cabreados pues nos obligan a hacer el check out antes de las 7 de la mañana y además se niegan a guardarnos las mochilas hasta que salga el tren a las 16.00.
Otro largo viaje nos espera pues hasta las 11 de la mañana del día siguiente no llegaremos a Bhubaneswar. En el tren una mujer nos dá comida para que cenemos, estas cosas solo pasan en la India.





1 comentario:

  1. estas cosas pasan segun se va haciendo camino ,unas situaciones son regulares algunas buenas y las teneis, muy buenas , de todas guardad siempre lo mejor .

    Maribel.

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