1 de enero de 2011

Bangkok

Aterrizamos en Bangkok, mirando por la ventanilla del avión, deseosos de ponen los pies en nuestro siguiente destino, con mucha ilusión aunque no podemos evitar que nos asalten un montón de dudas, ¿cómo será este nuevo país del que no conocemos nada?,¿cómo será su gente?, ¿será tan fácil viajar por libre como en la India? Poco a poco tendremos que ir conociendo las costumbres, los precios, el idioma, la comida, el transporte, las picardías de la gente local…en fin, todo.

Vista aerea de Bangladesh

En el aeropuerto de Kolkata conocemos a una pareja, él es argentino y ella italiana y viven en Barcelona y casualmente viajando por la India conocieron a otra pareja de españoles con la que coincidimos nosotros dos meses atras, en Jaisalmer. Es un poco increíble, pero el mundo a veces nos llega a parecer pequeño y las casualidades se convierten en algo normal. Ayer en Kolkata nos encontramos con un americano, todo un personaje, un vividor que conocimos nueve meses atrás en Pokara (Nepal), se acercó a decirnos que le sonaban nuestras caras, después de un buen rato mirándonos mutuamente exclamé "si señor: en Pokara".

Salimos del aeropuerto en taxi dirección a Baglamphu, el barrio de mochileros de Bangkok, donde se concentran multitud de hoteles para todos los bolsillos, aunque nosotros lo tenemos claro y buscamos el más barato. Después de dos meses y medio por la India estamos más que preparados para quedarnos a dormir en cualquier sitio por cutre que sea.Finalmente encontramos uno barato 220 thb con wifi gratis (casi todos lo tienen), la habitación nos parece una pasada (es como haber llegado al Hilton) y el colchón es un colchón, no como en la India que eran una tabla con un saco de lana por encima donde se te clavaba todo. Gustavo y Tania, la pareja que hemos conocido, se queda también, así que seguramente pasaremos la nochevieja con ellos.
Anochece en Bangkok, y las luces de neón transforman la ciudad, esto parece las Vegas. Millones de puestos callejeros de comida barata, pad thai, tom yum, ensalada picante de papaya, brochetas de pollo o cerdo, frutas exóticas, dulces…y también los famosos puestos de insectos fritos (gusanos, cucarachas, escorpiones, escarabajos, etc.)



Los turistas invaden las calles. A pesar de tanto ajetreo estas se encuentran limpísimas, ni un solo papel por el suelo, y eso que apenas hay papeleras.
Después de tanto tiempo en la India con tanta austeridad ver todo esto nos provoca un gran impacto. Hemos llegado de nuevo a una sociedad consumista, estamos bastante sorprendidos y debemos acostumbrarnos poco a poco, así que tras dar un paseo por Khao San y picar algo nos vamos a dormir, pues tenemos que digerir el  choque que nos ha producido avanzar 200 años en la máquina del tiempo.

Al día siguiente, ya con la mente más preparada, nos dedicamos a conocer ciudad a fondo. 
Bangkok es una gran ciudad llena de maravillosos templos, y donde lo antiguo se mezcla con lo moderno de una forma perfecta. 


Visitamos la zona de Ko Ratanakosin, que bordea la orilla este del rio Mae Nam Chao Phraya, donde se encuentran los templos budistas tailandeses más venerados y sagrados, el Wat Phra Kaew, el gran palacio y el Wat Pho.



Por la noche visitamos Chinatown y el Wat Traimit con un buda de oro macizo (eso dicen) de 3m de altura.
Va anocheciendo y miles de luces adornan las calles con bombillas multicolores en todos los árboles, recordándonos que es navidad, pues en la India ni nos habíamos percatado. Además en cada esquina una bandera del país o una foto del rey están presente por donde mires.

Se acercan ya las 12 de la noche y sin casi darnos cuenta el año está a punto de terminar.
Nos vamos a cenar con Tatiana y Gustavo y por supuesto a brindar juntos por el año nuevo. Las calles están abarrotadas de gente, de luces, de pubs que compiten por ver quién pone la música más alta. Llegan las doce y se desata la locura.


Bailamos entre una marea de gente y brindamos y nos abrazamos felicitándonos el nuevo año que acaba de empezar aunque sin saber con exactitud cuando, pues nos faltan las campanadas típicas de la Puerta del Sol.



La noche se alarga y al final terminamos a las seis de la mañana, tras risas y mucha conversación con nuestros amigos sobre la vida y nuestra forma de disfrutarla, nuestros viajes y nuestras ilusiones, una muy buena noche para acabar el año.
Las luces se apagan y el telón se baja, ahora toca dormir que mañana nos esperará otro emocionante día.

1 comentario:

  1. YENI,
    QUE BELLEZON DE SITIO ,LOS TEMPLOS
    PRECIOSOS Y CONTIGO ,AUN LOS ADORNAS MAS.

    EDELWEISS.

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