27 de enero de 2011

Chiang Rai - Mae Salong

Hace tiempo el norte de Tailandia era un Estado independiente llamado Lanna Thai (millón de campos de arroz tailandés), hoy en día a pesar de formar parte de Tailandia, en él habitan multitud de tribus originales de Birmania y del sur de China.
Después de un largo viaje desde Mae Sariang haciendo escala en Chiang Mai, llegamos a nuestro destino. Chiang Rai es una ciudad tranquila, con algunos templos y su torre dorada del reloj, una preciosa torre que por la noche marca las horas con un bonito espectáculo de luz y sonido. 


Lo realmente interesante de la ciudad son sus alrededores, donde habitan tribus ancestrales como los Akha, los Karen y los Lishu.
Llegamos por la tarde y aunque cansados nos dirigimos a recopilar la información necesaria para al día siguiente alquilar una moto y recorrer la zona por nuestra cuenta. Esto de alquilar la moto se está convirtiendo en una costumbre. Ya sabíamos que iba a sentar `precedentes, pero es que nos está dando muy buenos resultados.

Al día siguiente ya motorizados ponemos rumbo a Mae Salong, una pequeña localidad, situada en la zona más alta de una montaña y rodeada de plantaciones de té. Casi todos sus habitantes son refugiados chinos que se opusieron al régimen y que huyeron a Tailandia.
A pocos km de la ciudad se encuentra el maravilloso White Temple, un impresionante templo de un blanco impoluto con incrustaciones porcelánicas brillantes.
En su interior las paredes pintadas con un estilo surrealista se asemejan a las pinturas oníricas de Dalí. Lo realimente sorprendente es que para ser un templo, la temática de estos murales es de ciencia ficción y puedes encontrar desde superhéroes (batman, matrix, spiderman) hasta las torres gemelas de NY en plena explosión.




Nuestro camino a Mae Salong continua y se nos hace algo pesado, pues 28 km trascurren por  una carretera de tres carriles en cada sentido y el recorrido se hace monótono y cansado. Es curioso pero en Tailandia hay un gran contraste entre unas carreteras y otras, algunas son verdaderos caminos de cabras sin asfaltar y con unas pendientes del 25% y otras son autovías de tres o cuatro carriles casi sin tráfico y donde el máximo de velocidad permitido es 60 km/hora.
Cuando casi pensábamos en abandonar y dar media vuelta, por fin vemos el desvío hacia Mae Salong.
Nos  adentramos por una pequeña carretera rodeada de arrozales recién plantados. El paisaje ha cambiado radicalmente y entre campos y montañas,  pensamos que “ ahora sí ” y por fin sonreímos sabiendo que nuestra nueva aventura va a merecer la pena. A pocos Km un precioso y tranquilo lago nos sorprende, y un poco más adelante un cartel indica Waterfall, y para allá que vamos. Aparcamos nuestra moto y nos adentramos en un sendero rodeado de densa selva y muchísimo bambú hasta llegar a una gran cascada.




Continuamos y la carretera se pone cuesta arriba. Por unos momentos dudamos de si nuestra moto tendrá la suficiente potencia para subir. Rodeados de montañas y campos de té llegamos a un guest house donde un hombre con rasgos chinos muy simpático nos invita a toma té. Entre taza y taza, nos cuenta que habla ocho idiomas y que hasta la televisión tailandesa le ha hecho un reportaje, muy orgulloso, nos pone el video de su entrevista. Cada vez que terminamos el té, nos lo rellena. A la séptima taza decidimos continuar. Con los últimos rayos de sol llegamos a Mae Salong. En seguida  encontramos un alojamiento a un irrisorio precio de 100 bhats (2,5 euros).


A la mañana siguiente, visitamos el pequeño mercado, donde las gente de las aldeas cercanas acude a vender la verdura sobrante de sus huertos. Cada uno va vestido con un traje que le diferencia del resto de tribus de la zona.



Mae Salong parece un pueblo chino, todos los carteles son en chino. La comida y las tiendas venden una gran variedad de productos chinos.
Abandonamos Mae Salong para visitar varias aldeas tribales de Akhas, Lisu, Lahud y Karen, aunque a esta última, habitada por long nek, hay que pagar para entrar, como si fueran un espectáculo y decidimos no entrar.




De  vuelta  visitamos nuevas Waterfall y un bonito río. Allí disfrutamos de un agradable atardecer y nos relajamos con el sonido del agua. Un americano que viaja en moto se nos acerca para charlar. Vive seis meses aquí y otros seis viajando por la costa Este y Oeste de USA dando clases de masaje tailandes.


La vuelta a Chiang Rai se hace emocionante y a la vez inquietante, pues no nos queda gasolina y no hay gasolineras cercanas. Hacemos cálculos de lo que lleva consumido la moto y en teoría llegamos justos  pero los cálculos no son del todo fiables. Además en la tienda de alquiler de motos, nos la dieron sin nada de gasolina, algo nada habitual, pues siempre te la dan llena para que la devuelvas igual, porque devolverla vacía es muy difícil y de ese modo siempre se quedan con gasolina y por eso queremos apurar al máximo. Cuando ya pensábamos que teníamos que empujar, llegamos por fin, eso sí, el próximo que coja la moto no tiene ni para llegar a una gasolinera, pues la hemos dejado seca.
Llegamos al guest house y nos vamos directos a dormir, y mañana dirección a Chiang Saen.

2 comentarios:

  1. Me fascina todo lo que estais viendo
    y de la forma, tan autentica como lo
    vivis ,ha vuestro aire sin ser dirigidos
    ni influenciados, por nada ni nadie .

    Yo de mayor quiero ser vosotros.
    YENI Y ANTONIO. Os quiero. M. Macias

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  2. La playa esta vacia ,el boli bol echa en falta
    ha un chico,alto,guapo,delgado,bien
    proporcionado,pelo engominado,largas
    bermudas y gafas de sol fasion.Y una sirena
    Yeni Afrodita, saliendo de la espuma de las
    aguas del mar , para Antonio poder desde
    alli contenplar. Maribel.

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