24 de mayo de 2011

Luang Prabang


 
Tranquilos y felices días los pasados en esta bonita ciudad a orillas del Mekong.


Nuestros malos recuerdos del otro paso que tuvimos por la ciudad de los mil templos se van diluyendo como el azúcar en el café y té al que somos invitados todas las mañanas en el maravilloso guesthouse que hemos encontrado, en el que nos sentimos como en casa.

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Son días para comunicarnos con la familia y leer toda la actualidad mundial y española. También sobre el movimiento 15 M.  A punto estamos de hacer una pancarta y manifestarnos, pero aquí no hay ni embajada ni consulado español, y los tranquilos ciudadanos de esta ciudad no iban a entender nada.

En Luang Prabang se come bien, para desayunar un buen bocadillo completo con pechuga de pollo. Por la noche un bufet donde por 10.000 Kips (1 eur) te puedes llenar un plato hasta arriba. Y además la bollería con la que venimos soñando desde que cruzamos a Laos, una especie de donuts con crema pastelera o mermelada de fresa por dentro y azúcar glassé por fuera. Somos capaces de comernos diez cada uno.

Volvemos a disfrutar plenamente de nuestra aventura. Atrás quedaron los extresantes y extenuantes treinta días en Vietnam.
Dá gusto llegar a destinos como este, donde relajados paseos por la mañana, antes de que el sol comience a apretar y al atardecer, cuando el sol empieza a esconderse entre las montañas, nos provocan retomar la sensación de estar en unas verdaderas vacaciones, sensación que a veces perdemos cuando estamos en la carretera o cuando llegamos a lugares que nos exigen (o que nos exigimos) menos relajación.

Empiezan a caer las primeras tormentas del monzón. Lo bueno es que son previsibles y se producen al atardecer o a media noche. Vienen precedidas de fuerte descarga eléctrica. Y luego mucha agua durante una hora. Alicante se habría inundado y la ciudad estaría colapsada con la mitad de lluvia. Pero lo sorprendente aquí es el agua circula y desagua rápidamente sin formar charcos y la gente continua con su rutina como si nada sucediera. 

1 comentario:

  1. Pero que valor teneis, no temeis ni las lluvias
    ni al monzón.
    Cuidad que esteis refujiados cuando llueva
    tanto. un abrazo. bel.

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