8 de mayo de 2011

Ninh Binh -Tam Coc


Después de quince días por Vietnam, hoy hemos cogido nuestro primer bus turístico. En Vietnam funciona un billete de autobús llamado Open Tour. Son compañías privadas de autobús que ofrecen servicio entre Ho Chi Minh y Hanoi. Quien compra este billete tiene la posibilidad de bajar y subir todas las veces que quieras en puntos intermedios.
Nosotros compramos un billete de Hue a Ninh Binh, a 100 km de Hanoi, aunque el bus termina su recorrido en Hanoi. Nos montamos a las 17,30 y se supone que llega a las cinco de la mañana. Es un sleeper con literas bastante cómodas y nos proponemos dormir en lo que podía haber sido nuestro primer trayecto agradable de todos los que llevamos. Pero un nuevo “percance” se ha producido. Cuando nos despertamos sobre las cinco, le recordamos al conductor y al revisor que nosotros paramos en Ninh Binh, pero estos no hacen ningún gesto, ni nos hablan, ni nos miran, parecen sordos, mudos y ciegos.
A la media hora vemos un cartel indicando Hanoi a 64 Km: ¡ya está el lio montado!
Nos dirigimos los dos hacia el conductor y el revisor repitiéndole que no vamos a Hanoi, que no queremos problemas. Estos continúan sin inmutarse, nos ignoran completamente.
Nuestro tono vá subiendo hasta el punto de tener que dar un fuerte puñetazo en el salpicadero y gritándole que nos pare conseguimos que nos deje en mitad de una autovía. Les seguimos diciendo de todo. Afortunadamente nuestros improperios tienen efecto y se dignan a cruzar la autovía con nosotros y consiguen parar un autobús y pagarle para que nos devuelva an Ninh Binh.

Los cincuenta kilómetros que hemos hecho de más se convierten en un calvario. El loco conductor de este nuevo bus, está picado con el de otro bus que hace la misma ruta. Empiezan a adelantarse mutuamente, pues el que está delante tiene la ventaja de poder recoger a los viajeros que esperan en el arcén.
Cada vez se van calentando más, haciendo adelantamientos invadiendo el otro carril de la autovía con camiones viniendo de frente que se tienen que apartar, o por el arcén, mandando a las motos que circulan por él a la cuneta. Todo esto sin dejar de tocar el claxon ninguno de los dos.
La ambición de los vietnamitas no tiene límite, hasta el punto de jugarse la vida por conseguir un nuevo cliente. Cuando paran para recogerle, este se tiene que subir casi en marcha y cuando alguno se quiere bajar, le tiran los bártulos a la carretera en marcha y luego le tiran a él. Nadie dice nada, nadie se queja, todo entra dentro de la rutinaria normalidad.

El clímax lo alcanzamos cuando los dos autobuses se ponen en paralelo a la misma altura ocupando toda la calzada, todo lo que viene de frente o circula por el arcén se tiene que apartar. Con las bocinas echando humo, nuestro conductor pretende adelantar por la derecha, mandando a varias motos a la cuneta. Cuando vamos a pasarle el otro le cierra el paso de un volantazo teniendo que dar un frenazo en seco dejándose media rueda. Yeni y yo damos un grito. Nos queremos bajar pero a ver quién se atreve en plena batalla. Afortunadamente al llegar a la ciudad se tranquilizan y nos bajamos en el primer semáforo en rojo.
Unos mototaxis nos acercan  “desinteresadamente” a un guesthouse, pero no les sale bien la jugada pues terminamos eligiendo el de enfrente.

Ninh Binh es una ajeteadra ciudad carente de interés si no fuera porque cerca de ella se puede disfrutar de uno de los paisajes más espectaculares del sudeste de Asia: el Parque Natural de Tam Coc, sin duda, una visita ineludible en cualquier viaje a Vietnam.

Asi que en media hora estamos saliendo del guesthouse con una moto de alquiler (100.000 VND)* en dirección a Tam Coc.
A medida que nos acercamos nos vamos encontrando con un paisaje lleno de ríos, hermosos arrozales y altísimas montañas de rocas cársticas de una belleza extraordinaria.



Por este paisaje se desliza el Ngo Dong, un río poco profundo repleto de peces. En el horizonte se alinean las montañas cársticas como jorobas de camellos gigantes. 
Se extienden unos 300 kilómetros desde el Parque Nacional de Tam Coc hasta la mundialmente famosa bahía de Halong, una maravilla de la naturaleza que los geólogos explican con sencillez: durante 500 millones de años el monzón desgastó una altiplanicie que se extendía a lo largo de la costa modelando esas torres cársticas de formas extravagantes; después el agua del mar fluyó al interior de los valles y formó el paisaje actual.


De hecho Tam Coc es apodada en Vietnam como la Bahía de Ha Long de los arrozales o la Bahía de Ha Long del interior. Tam Coc presenta las mismas formaciones rocosas pero en tierra firme, atravesadas por un río y rodeadas de arrozales, un paisaje impresionante.
Además, del paisaje, Tam Coc sirve para apreciar mejor el modo de vida rural de los vietnamitas. Es una zona no muy visitada y se puede ver a la gente trabajando en los arrozales o pescando a la vieja usanza.


Después visitamos el templo de Hang Mua (20.000 VND)*. Consiste en un pequeño estanque y de una interminable y agotadora escalera de 450 escalones que te lleva a un pequeño templo en lo más alto de la montaña. Una vez que te recuperas de la falta de aliento por los escalones y el insufrible calor, desde allí hay muy buenas vistas de las tierras de alrededor incluyendo una parte del río que recorren las barcas de Tam Coc. Nos encontramos con una pareja de Noruega que coincidimos en el Mekong.



Mas tarde visitamos Hoa Lu, la capital de Vietnam en 1020, hoy unas ruinas y algún templo, sin mucho interés de no ser por el paisaje que lo rodea.




De vuelta cenamos en un sitio que está todo muy rico y cantidad a muy buen precio.
 

3 comentarios:

  1. Pa haberse matao

    Pa morirse de hambre

    Al final vaís a volver hechos un hombre y mujer de verdad, de ésos que sobreviven semanas en la selva y consiguen carne de cocodrilo a manos desnudas...

    Animo chavales

    ResponderEliminar
  2. Aventureros incansables, como lo haceís
    para estar en tan buena forma.
    ¿Os queda algo por ver ya?.
    Que emocionante, es muy bonito todo por donde
    pasaís.

    Adelante con vuestra aventura. Bel.

    ResponderEliminar
  3. Menuda odisea que miedo, están locos,son
    usureros sin miramiento,que gentes mas
    despreciables jugar asi con las vidas.

    Menos mal que despues merecio el sitio,
    pues es precioso.

    ResponderEliminar