11 de junio de 2011

Champasak-Don Daeng


Champasak es una aldea que se encuentra a tan solo 40 kms de Pakse al otro lado del rio Mekong. Para llegar allí hay que cruzar en bote. En el embarcadero nos empiezan pidiendo 20.000 kips a cada uno para acabar cruzando por 7.000 los dos.
La anchura del rio Mekong y la belleza de sus orillan nos dejan maravillados.


Una vez en la otra orilla andamos unos kilómetros hasta llegar a los primeros guesthouses. Al rato salimos de uno de ellos con unas bicis alquiladas para recorrer los 9 km que nos separan de las ruinas de Wat Phu Champasak, complejo religioso de la época del imperio Khmer y patrimonio de la humanidad por la Unesco.





La visita a las ruinas es muy agradable y nos sorprenden positivamente, pues aunque no están ni de lejos a la altura de Angkor Wat, en Camboya, se encuentran enclavadas en la ladera de una gran montaña cubierta de un manto verde de selva y desde el santuario principal, situado en la parte superior, se puede disfrutar de unas espectaculares vistas de todo el valle del Mekong inundado de arrozales.


Antes de salir del complejo nos damos un refrescante baño en un río lleno de jóvenes estudiantes. Nos sigue sorprendiendo ver en estos países como la gente joven se baña totalmente vestida, con pantalones, camisa y hasta con cazadora. 





La tarde la pasamos en una agradable terraza con vistas al Mekong.

Al día siguiente vamos a la isla de Don Daeng. Se trata de un archipiélago de bancos de arena cubierto de palmeras. No hay ferri  para cruzar a la isla así que en el embarcadero de Champasak negociamos con el dueño de un bote para que nos lleve y nos venga a recoger en cinco horas. Desembarcamos en una enorme playa de arena.
La isla ha sido habitada desde la época Khmer y poco ha cambiado la vida desde entonces. La comunidad es autosuficiente, cultivando su arroz, vegetales, algodón y caña de azúcar, criando cerdos y pollos  y pescando en el río. La vida trascurre despacio, no hay vehículos, solo alguna moto, por la mañana las mujeres hacen la colada, los niños se bañan en la playa rivereña, mientras los hombres  usan sus botes de madera para pescar con pequeñas redes. Por la tarde búfalos acuáticos aran la tierra para prepararla para plantar arroz.

Recorremos la isla en bicicleta por caminos entre arrozales y saludando continuamente a los amables lugareños. Aquí no llegan muchos turistas y todos nos saludan con una sonrisa en la boca. Pasando junto a una casa nos encontramos a una familia junto a una gran olla y una fogata de leña. Nos animan a que entremos y nos acerquemos a ver que están cocinando. Se trata de una compota de piña que huele que alimenta. Sin hablar nada de inglés nos dicen que volvamos más tarde cuando esté terminada. A la vuelta volvemos a parar y nos dan un plato para degustar: ¡está buenísimo!. Esta gente es maravillosa.

En lugares como este no dejamos de pensar en el poco impacto que producen sus vidas sobre el medio y el equilibrio que tienen con la naturaleza. Es irónico: ellos viven al margen del “progreso”, como lo vienen haciendo desde sus ancestros, en cambio serán los más perjudicados por el cambio climático, las sequias e inundaciones. Si os parece demasiado catastrofista, me limito solo a los planes inmediatos de China, de construir presas en el Mekong para saciar su sed de energía barata. El nuevo imperio se cree dueña del rio a su paso por su territorio, pero lo que haga en él (presas, vertidos de residuos, contaminación, etc.) cambiará la vida a millones de personas de Thailandia, Laos Camboya y Vietnam.

Algo que ya hemos comentado, pero que no dejamos de observar, es el nuevo colonialismo que ejerce China sobre el resto del mundo. Primero con su explosión demográfica y la invasión de chinos por todo el mundo montando sus negocios y dispuestos a trabajar 80 horas semanales, ejerciendo una competencia desleal sin respetar los derechos laborales que tanto ha costado conseguir al país donde se asientan. Después con sus productos, conseguidos con mano de obra en condiciones de semi exclavitud, contaminando  y sin querer cumplir ningún protocolo internacional. Por último comprando extensos territorios fuera de sus fronteras: bosques primarios enteros que deforestan hasta arrasarlos, ríos para realizar macropresas, montañas para explotación minera, etc. Cada uno que saque sus propias conclusiones pero en breve el mundo entero estará bajo su dominio rendido a sus pies.



2 comentarios:

  1. Este título ya es más facilito... Champán Dong Dang, esto ya me recuerda al anuncio de Freixenet.

    Bueno chavales, parad yaaaa, jejeje. Por cierto ya que estáis por ahí, mirad a ver si podéis visitar un criadero de Panga (peces cultivados en el Mekong en condiciones, pueeeesss X-P ...) y así lo contáis al mundo.

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  2. Tú comentario Antonio,no podia estar mejor
    expresado referente al colonialismo chino.
    Sobre el resto del mundo,invasión sin respetar.
    Me gustan mucho las fotos, pues nos dan una
    información muy buena de los lugares que
    visitais. un saludo, Bel.

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