20 de julio de 2011

Ko Pha Ngam (2ª parte)


Abandonamos Ko Tao con mucha pena, pues sus cristalinas aguas y sus arrecifes de coral nos han enamorado.

Una hora en barco separan estas dos islas. Al llegar a Ko Pha Ngam nos asaltan las dudas pues no sabemos hacia que parte de la isla dirigirnos ya que nos  han dicho que la isla tiene mucha marcha y aquí se celebra la famosa Full Moon Party, que puede llegar a reunir entre 30.000 y 50.000 personas.
Pero nosotros sólo tenemos una cosa clara: queremos un alojamiento barato en una playa tranquila.
En el embarcadero hay caza turistas que nos ofrecen multitud de opciones de alojamientos, pero siguiendo nuestra línea, pasamos de todos ellos y decidimos echar a andar por la costa hacia el norte.

Después de nueve kilómetros y casi dos horas caminando con la mochila a cuesta llegamos a una tranquila playa de  arena blanca que nos gusta bastante y además tiene el alojamiento que buscamos. 


Esta playa será nuestro hogar durante los siguientes…¡ veintidós días !. Además muy cerca encontramos un restaurante donde la amable y risueña dueña, Mama Pooh, nos tratará como a sus hijos y nos dará de desayunar y cenar ricos y abundantes platos, siendo fieles a ella durante toda nuestra estancia.


Este es uno de esos lugares donde se pierde la noción del tiempo y los días pasan tranquilos sin grandes acontecimientos, pero después de un año viajando se agradece llegar a un paraíso y no tener nada que hacer, solo disfrutar y relajarte. Además hemos alquilado una moto y hemos visto el resto de la isla, pero nuestra playa nos gusta cada vez más. El agua es cristalina y cambia de tonalidades de azul a verde en función de la hora y la marea. Con la marea baja se forman islotes con bancos de arena,  ideales para tumbarse al sol rodeado de agua.



Como dice una española que hemos conocido, aquí hay que ponerse una fecha para marcharse, porque si no, no te marchas nunca.

Aquí hemos conseguido hacer una rutina, tan difícil de conseguir en la vida del viajero.
Nuestro día empieza temprano, sobre las siete, con una hora de Yoga y estiramientos en la playa, después un baño y paseo. Sobre las diez vamos a desayunar nuestros espaguetis con tomate en Mama Pooh, un plato tan grande que quedamos saciados hasta la tarde.

Después del desayuno y aprovechando que por fin tenemos tiempo, nos dedicamos a estudiar inglés, leer (a Antonio le da tiempo de leerse el tercer libro de Milenium … en Inglés ¡¡¡.Creo que nunca se ha leído un libro tan largo, y menos en ingles), buscar información por internet y poner al día trabajo atrasado. Pero cada vez que levantamos la vista vemos desde  nuestra hamaca el  precioso mar como cambia de azul a turquesa y como las mareas nos regalan o nos quitan playa, nos sentimos unos auténticos privilegiados.



Lo único que no nos gusta de esta isla es la cantidad de perros callejeros que hay. Alguno peligroso, e incluso  tenemos un pequeño percance pues a Antonio le muerde uno en la pierna, sin mayores consecuencias. Pero en una casa cercana conocemos a “escotín” y a “canoso”, dos perros, el primero blanco como un copo de nieve y tan gracioso y juguetón que no podemos evitar perder un buen rato todos los días jugando con él, y el segundo, un perro ya viejo, pero que parece haberse contagiado de la vitalidad del pequeño escotín.


Durante nuestra estancia aquí conocemos a varios españoles. Dos amigos canarios haciendo su segunda vuelta al mundo, a Marc un catalán afincado en Londres que ha dejado su trabajo para viajar durante un año y acaba de comenzar, a Ana una alicantina que vive en Bali desde hace nueve años y a Antonio y Mariona, una pareja de profesores  de español en China que viven allí desde hace seis años. Con ellos compartimos agradables charlas mientras cenamos en Mama Pooh y nos comentan como es su vida allí y sus viajes por Asia.
Poco a poco cada uno prosigue su viaje y aunque aquí más que en ningún otro sitio hemos tenido la sensación de estar viviendo ( y no viajando) fuera, somos conscientes de que tenemos que levantar el vuelo y continuar nuestro viaje.
Abandonamos la  isla con la sensación de que una parte de nosotros se queda allí. Desde el barco miramos como nos alejamos y sentimos que dejamos muchos buenos recuerdos en esta isla pero estamos seguros que en un futuro volveremos.





4 comentarios:

  1. Se nota que Mama Pooh os cuida de maravilla,
    teneis buena presencia y estais en muy buena
    forma. Bueno las aguas son una pasada los
    colores incomparables.
    Antonio supongo que estas ya bien por lo del
    perro, por eso yo prefiero los gatos.

    ResponderEliminar
  2. Yeni, sirenita estas como siempre guapisima.

    Flor de las nieves. Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Estoy segura que volvereis otra vez de nuevo
    a la isla, pues no fataría mas, con lo rápidos
    que sois viajando,cómo para tardar mucho.

    Un abrazo. Belsayss.

    ResponderEliminar
  4. Congratulations for your blog,
    interesting you doing,and risky routes,
    with beautiful photographs.
    You are very brave and very handsome.

    Compliments. Moon.

    ResponderEliminar