9 de agosto de 2013

Xiangcheng-Litang



Decidimos hacer el trayecto de Xiangcheng a Litang en autostop. Después de  montar en una ranchera llena de obreros, en una furgoneta con un tibetano que iba rezando el voz alta todo el tiempo, y con un camionero parco en palabras, llegamos a Sangduixiang. 




 



En Sangdui, visitamos un pueblo cercano con un Monasterio tibetano precioso enclavado en la montaña. 



 

 




 



 



 


 

Queremos quedarnos en este fascinante lugar, pero un monje nos dice que no podemos pernoctar en el templo y que tenemos que volver a Sangdui.
La lluvia comienza a caer y por la carretera no pasa un solo vehiculo al que parar. Anochece y nuestras posibilidades de llegar hoy a Litang se agotan, así que decidimos volver caminando de nuevo hasta Sangdui y quedarnos allí a dormir, pero justo cuando estamos entrando en el poblado, aparece una minivan que nos lleba a Litang por 75 yuanes.

El viaje no pudo empezar peor, y a los pocos kilometros a nuestro conductor se le ocurre la genial idea de conectar un tramo de la carretera en obras con la antigua carretera bajando por un enorme escalón que separaba los dos tramos en lugar de bajar por una rampa a unos pocos metros dando marcha atrás. En consecuencia la minivan se queda atascada a dos ruedas entre los dos tramos. Salimos e intentamos entre todos empujar la furgoneta pero sin exito. Finalmente ponemos unas piedras debajo de las ruedas que habían quedado en el aire para que tuviera tracción, y por fin conseguimos salir.

Cinco horas de sobresaltos nos esperan hasta Litang por una carretera con tramos en obras y otros totalmente destrozados que ni la peor de Nepal.


 

El maravilloso paisaje nos sirve de antídoto a un viaje lleno de baches y sustos. A mitad de camino el conductor se detiene y vemos un todoterreno destrozado en la ladera y a tres personas saliendo de el justo en ese momento. Les ayudamos. Han salido ilesos a pesar de que su coche había dado varias vueltas de campana. Nos sorprende su estado de calma. El conductor admite que iba demasiado rápido. 



Continuamos viaje. A partir de ese momento, la mujer que iba en el asiento junto al conductor, Inicia un monologo que dura varias horas. Se dirije al conductor pero él la ignora. Nosotros especulamos sobre la relación que hay entre ellos. Ella le mira con ojos de enamorada, y no para de coquetear, como intentando conquistarle. El ni la mira y cuando ella le hace alguna pregunta, ella misma se contesta y continua riendo como si hubiera ingerido alguna sustancia psicotropica. Algo realmente surrealista. 
Además empezamos a dudar si el conductor ha robado la furgoneta a juzgar por su forma de conducir, ya que procura pasar por encima de todos los baches existentes en la carretera. Los impactos son tan tremendos que parece que la furgoneta se va a desmontar, pero el rie maliciosamente despues de cada bache. 

Y para terminar con la jaula de grillos, detrás parecía que llevábamos una chimenea, un hombre que solo fumaba y callaba. Cada vez que encendia uno, yo le bajaba la ventanilla a pesar del frio que hacía fuera. 
Durante un tramo, comenzó a nevar, increíble, un 8 de agosto…pero bueno a 4000 metros todo es posible.
Por fin llegamos a Litang, casi no podíamos creerlo, estábamos agotados pero contentos ante un día lleno de emociones. 

1 comentario:


  1. Sois realmente asombrosos, como se os ocurre andar por esos
    caminos perdidos y llenos de riesgos, os tendrían que pagar y
    hacer con vuestras aventuras y comentarios en vivo y en directo
    un reportaje y así valoraros todos los riesgos que corréis.
    Yo se que adoráis la libertad y esa es vuestra mayor virtud.
    Os quiero . Edelweiss.

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