20 de agosto de 2014

Valle del Indus (Dha)


Después de un mes entre Ladak y el valle de Nubra iniciamos nuestra marcha hacia Srinagar, pero de camino decidimos a última hora parar en la pequeña aldea de Dha de unos doscientos cincuenta habitantes que promete ser interesante.

Para llegar hasta Dha es necesario un permiso, pero nos sirve el que nos sacamos para Nubra Valley en el que también está incluida esta zona. Un pequeño arco formando una puerta indica escrito a mano: Dha. El entorno en esta zona es precioso, el valle Indus se estrecha y las paredes de las montañas se juntan bastante en algunas zonas por donde sólo tiene cabida el río Indus y la carretera.

Para llegar hasta Dha es necesario subir unos veinte minutos por un pequeño sendero lleno de albaricoques con los que nos degustamos y detenemos a saborear.

 
 


Después de una suave subida llegamos a esta escondida aldea entre huertas y árboles frutales. Dha, es una pequeña aldea y su población pertenece al grupo de los Bronkpa de las minorías étnicas de los Aka Dropka. Se especula que su población es descendiente de las tropas de Alejandro Magno. Las mujeres llevan sus cabezas adornadas con trenzas y un sombrero lleno de flores. Muchas veces nos preguntamos cómo es posible que viva gente en lugares tan remotos y qué extraña decisión llevó a sus pobladores a habitar estas zonas donde es tan dificil la supervivencia.

 


Dha se encuentra a dos escasos kilometros con la frontera con Pakistán. El propietario de nuestro Guesthouse nos narra como hace pocos años las bombas pakistaníes caían cerca de su aldea y todos se refugiaban en bunkers construidos para estas ocasiones. Parece que en los últimos años hay un periodo de tensa tregua y hoy la situación es más tranquila. Sobre nuestras cabezas las montañas áridas de Pakistán, agrestes y salvajes que asusta por su insultante grandeza.



La presencia militar se hace notar en cada rincón, indicándonos efectivamente que estamos en una de las zonas fronterizas más conflictivas del  mundo.

Nuestra idea es continuar desde aquí a Kargil por una carretera que transita muy cercana a la frontera con Pakistan, pero a partir de aquí está prohibido para los extranjeros por lo que tendríamos que volver a Leh para ir por las carreteras permitidas. Comentando esto con el dueño del guesthouse, este nos propone que hagamos el tramo prohibido en vehiculo privado cruzando los controles militares de polizones. Nos comenta que algunos occidentales lo han conseguido, sólo es necesario pasar el tramo prohibido antes de la apertura de los puestos de control militar, sobre las cinco de la mañana. Tenemos nuestras dudas sobre qué nos puede pasar si nos pillan, pero el hombre nos insiste que en todo caso nos sacarán del vehiculo y nos mandarán de vuelta a Leh en el autobus local. Aunque algo arriesgado decidimos finalmente cruzar la zona prohibida como polizones.

Todas las mañanas muy temprano algunas furgonetas recorren esta carretera hasta Kargil. El propietario del guesthouse nos ayuda a localizar a una de estas furgonetas y acordamos un precio y una hora para que nos recoja en la carretera a la altura de Dha.

Suena el despertador, son las 4.30 de la madrugada, es totalmente de noche. A veces me pregunto: ¿pero dónde vamos en mitad de la noche?, ¿qué necesidad de hacer estas cosas?. Pero rápidamente me recompongo y me digo: ¡venga, vamos, no pasa nada! Bajo un cielo estrellado comenzamos a descender por el sendero hasta llegar a la carretera y tras unos minutos esperando aparece nuestra furgoneta de la cual teníamos la matrícula. Varios locales ya van dentro, mejor, así pasaremoss mas desapercibidos. Estamos en zona musulmana y las mujeres llevan la cabeza tapada con un velo, yo hago lo mismo y así disimulo más mi pinta de guiri. 

 

En total son tres puestos militares, y el primero no se hace esperar.  La base militar nos informa que hemos llegado. A pasado media hora y los primeros rayos de sol despuntan entre las cimas de las montañas. El conductor nos indica que bajemos las cabezas para no ser vistos por los militares. Qué tensión, y si nos pillan…


La furgoneta desacelera su marcha y pasa lentamente por el puesto de control. Afortunadamente parece que aún están dormidos y no están en sus puestos, así que la furgoneta sigue su marcha sin problemas y nosotros levantamos nuestras cabezas. Primera prueba superada, pero todavía quedan dos.

Se hace de día y podemos ver que la carretera está plagada de militares en marcha y camiones del ejercito en ambos sentidos. Se acerca el segundo punto de control y nos sentimos algo inquietos. Repetimos la misma jugada, todo va bien y seguimos adelante. El paisaje es muy bonito y quizás lo prohibido de la situación lo convierte en más especial si cabe.

 


Llegamos finalmente al tercer puesto, ya es totalmente de día las 7.30 y aunque a lo lejos vemos como los militares ya están en sus casetas de control, no nos paran para revisar la furgoneta. Por unas horas nos hemos sentido como inmigrantes sin papeles que cruzan las fronteras escondidos en camiones para no ser vistos y llegar a su destino.

Por fin podemos respirar tranquilos, levantar nuestras cabezas y disfrutar del viaje hasta Kargil.




Al llegar Kargil los minaretes de las mezquitas asoman entre un amasijo de viviendas apelotonadas. Estamos en zona musulmana y todas las mujeres sin excepción llevan velo y algunas incluso burka. Los hombres por su parte visten camisolas largas y la Taqiyah sobre sus cabezas (gorra redondeada blanca).


Son las diez de la mañana y nos disponemos a coger un autobús hacia Srinagar, pero los autobuses salen a las diez de la noche, así que nos recomiendan coger un jeep compartido. Preguntamos por los precios pero 700 rupias por persona nos parece un poco caro.

El tiempo es uno de los bienes más valiosos y nosotros disponemos de él, los jeeps salen a las tres de la tarde así que tenemos tiempo para probar suerte haciendo autostop. Hay mucho movimiento de camiones y quizás alguno pueda llevarnos aunque sea pagándole una pequeña cantidad. No llevamos ni veinte minutos y ya ha parado uno, se ofrece a llevarnos si le pagamos algo y acordamos 500 rupias por los dos. 














El viaje es largo, en camión unas once horas, pero merece la pena hacerlo de día, ya que el paisaje es espectacular.

Durante el trayecto el paisaje se va transformando y de las áridas montañas casi desérticas de la frontera con Pakistán, pasamos a un paisaje más pirenaico, con verdes valles y blancas cimas. Atravesamos por el pueblo de Drass, que según dicen es el pueblos más frío del mundo. El verano se está terminando y los pastores bajan de las montañas con sus rebaños para resguardarlos del frío invierno que está a punto de llegar. Los pastores son gente dura y sus facciones muestran su estilo de vida. Son musulmanes y todos llevan una larga barba a veces teñida de rojo o caoba. Las mujeres llevan pañuelos de flores en la cabeza y muestran una fortaleza sobrenatural, y los niños ya desde bien pequeños ejercen su papel de pastores controlando todo el rebaño.


Antes de llegar a Srinagar hay que atravesar Sonamarg, un precioso e imponente puerto de alta montaña. La carretera es una pista de tierra en malas condiciones que serpentea por toda la ladera. Los desprendimientos, socavones y cortes por derrumbes son frecuentes por lo que los atascos suelen ser la tónica general. Al llegar a este punto nuestro camionero nos avisa: “some problems”, eso significa que ha habido algún derrumbe y que tendremos que esperar por lo menos unas dos horas. Nos acomodamos en la cabina y a dormir un poquito, después de todo llevamos desde las  4.30 despiertos.

Por fin se reanuda la circulación y según avanzamos vamos siendo conscientes de la barbaridad de carretera por la que  vamos. Unos zigzags verticales cortan la montaña en líneas de arena por las que tenemos que bajar. Parece casi imposible que en una zona así hayan podido construir una carretera, pero es la única forma de atravesar y conectar los dos valles.

 
 
 
  

Llegamos a Srinagar de noche. Ha sido un viaje fascinante lleno de emociones y preciosos paisajes. Después de atravesar tantas montañas, puertos y pueblos remotos, tenemos la sensación de haber llegado de nuevo a la civilización, veremos qué nos depara Srinagar, una ciudad a la que pocos turistas acuden debido a los constantes altercados entre su población musulmana y el ejército indio.

5 comentarios:

  1. Hola pareja!!

    Me está ayudando mucho vuestro blog para planear mi ruta por el norte de India :D Yo probaré a hacer el trekking Lamayura-Padum aunque si necesitaré porter porque no me veo cargando tienda de campaña y comida a esas alturas.

    Os dejo mi blog: https://oralecompadre.wordpress.com/

    Un saludo.
    María!

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  2. Fabuloso comentario y sorprendentes vivencias.

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  3. Encogido me dejáis el corazon intrépidos viajeros por el mundo.
    Vuestras vivencias y riesgo no tienen límites.

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  4. Maravilloso relator.Saludos.Luna.

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