Experiencias, sensaciones, alegrías, tristezas, todo lo que pasa por la mente del viajero quedará grabado en nuestra memoria para siempre. Dos almas que se juntan para vivir la aventura de la vida
22 de julio de 2014
Valle de Lahaul
El trayecto
es muy largo para hacerlo en un solo día, por lo que decidimos hacer una parada
intermedia en Keylong, en el Valle de Lahaul. Coger el autobús en Manali se
convierte en una aventura, pues después
de unas horas de retraso llega el bus, no sabemos desde dónde ha salido pero va
lleno hasta los topes, más otra horda que espera con nosotros y que se
apresuran a subir al autobús de la forma habitual en India, antes de que pare, empujando
y aplastándose y sin dejar salir antes a los que quieren bajarse. Cuando
conseguimos subir, por supuesto no queda asiento. Ocho horas de pie en una
carraca de 40 años, por una carretera de montaña no nos hace mucha ilusión y
decidimos bajarnos y buscar otra alternativa, pero el cobrador al vernos, inmediatamente echa a dos indios de sus asientos
y nos invita a subir de nuevo al autobús y sentarnos en su lugar. En este tipo
de situaciones nos sentimos avergonzados puesto que no deseamos tener más
privilegios que los indios. Pero ante la insistencia de todos, aceptamos subir
y afortunadamente los indios que habían cedido sus asientos se bajan en el
primer pueblo por el que pasamos, media hora más tarde.
El viaje
hasta keylong es una experiencia maravillosa. Adentrarse en la cordillera del
Himalaya y ver las primeras cumbres nevadas, llegar al paso de Rohtang La y las
banderas tibetanas al viento, nos hace sentir que con los kilometros no solo cambiamos de paisaje sino también de cultura y religión, como si de otro país se
tratara.
Finalmente
llegamos a Keylong a 3.350 metros, un buen lugar para descansar y
aclimatarse a la altitud antes de continuar ganando altura. Aquí nos quedamos
dos días y realizamos algunas excursiones visitando los primeros templos
tibetanos y deleitándonos con el maravilloso paisaje de montaña.
Desde
Keylong iniciamos la segunda etapa del largo viaje a Leh. Doce horas en otro
autobús propio de un desguace, pero que sin duda merecen la pena. El paisaje se
transforma gradualmente, pasando de bosques alpinos con agua cayendo por todas
partes en forma de cascadas, a un paisaje agreste, árido, casi lunar que nos sorprende
por su belleza.
La altura va aumentando a medidda que vamos haciendo kilómetros y
nosotros no paramos de beber agua para hidratarnos bien y aclimatarnos
adecuadamente. El primer gran paso no se hace esperar, Baralacha La de 4.950m,
después el Lachlung La de 5.060m y finalmente el Taglang de La 5.328m. Nos
emociona saber que estamos a tanta altitud, en plenos Himalayas, rodeados de
montañas de seis y siete mil metros. El cielo es de un azul intenso y nos
recuerda al visto en el altiplano tibetano de la provincia de Sichuan en China.
Una
maravillosa sensación de libertad recorre nuestro cuerpo, pero al mismo tiempo
un gran respeto hacia un paisaje tan majestuoso, tan duro y a la vez tan bello.
Etiquetas:
India
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Fabuloso.
ResponderEliminarIncreíble aventura y gran valentía.
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