21 de noviembre de 2010

Reserva Natural Wayanad


De la desilusion a la felicidad en unas horas

Creo que hoy ha sido uno de los días más intensos de este viaje. Y eso que no ha empezado nada bien. Empezaré contando donde estamos. Estamos en los Gathes Occidentales de Kerala, concretamente en Muthanga, una de  las puertas de entrada a la Reserva Natural de Wayanad (la otra entrada es Tholpetty). Pero  a su vez la R.N. de Wayanad (Estado de Kerala), junto con el P.N. de Bandipur y el P.N. de Nagarhole (Estado de Karnataka) y la Reserva de Mudumalai (Estado de Tami Nadul),suman una superficie de más de 1.600 km2  y forman la reserva de la biosfera de Nilgiri. Quien lea esto seguramente no le diga nada. Bueno pues Nilgiri es uno de los sitios más vírgenes del mundo,  viven unos 5.000 elefantes asiáticos (más de una quinta parte de la población mundial),más de 140 tigres, leopardos, panteras, chitales (ciervos moteados), gaures (bisontes indios), mutiacos (ciervos), macacos de  Madrás, sambares, osos bezudos y langures (monos caracteristicos de la India).
Ayer llegamos de Mysore y nos alojamos en Sultanbatheri, un pueblo cercano a Muthanga. Aquí  llegan muy pocos mochileros.
Después de recorrernos todos los alojamientos del pueblo (en esta zona a los hoteles los llaman Tourist home), todos caros y según ellos llenos (tengo que aclarar que en partes de la India poco turísticas, no están acostumbrados a que lleguen occidentales y en los pocos alojamientos que hay no quieren hospedar occidentales y menos mochileros, pues piensan que les pueden dar problemas), acabamos en uno caro y además no pegamos ojo en toda la noche.
Nos levantamos a las 5,30 para coger un bus que nos lleve a Muthanga, desde aquí salen Jeeps  que hacen un recorrido de una hora dentro de la reserva. Aunque no nos gusta nada conocer un sitio así de esta manera, accedemos pues es la única forma permitida de entrar al parque. Jeep, guía (obligatorio), permiso y tasas nos sale por 634 Inr. (no demasiado caro, siendo uno de los pocos sitios con posibilidades reales de ver vida salvaje)

 ¡Que decepción¡, todo lo que vemos son dos pavos reales¡
 Nos vienen viejos recuerdos como cuando fuimos a la Reserva natural de Corbett, donde después de perder bastante tiempo en llegar y pagar una pasta por entrar tampoco vimos nada. Esto no es una excepción, conocimos a un chico que tras visitar seis parques nacionales por toda la India, nunca vió nada de nada. Cada vez queda menos vida salvaje y de hecho en muchas reservas donde dicen que hay tigres, elefantes  o jaguares, hace tiempo que desaparecieron y donde todavía hay, es realmente difícil verlos, pero, nosotros no queríamos perder la esperanza.
Nos prometemos no volver a entrar a una reserva en coche.
Nos vamos con mucha rabia a tomar un chai y una omelete. Allí conocemos a Haris, un vecino de Muthanga. Hablando con él le decimos que queremos ver animales y dormir dentro de la Reserva. Poco a poco le voy insinuando, tirando indirectas hasta que nos ofrece su casa para quedarnos. Eureka¡¡. Primer objetivo alcanzado. Solo  necesitamos alguien que nos acompañe a entrar a la reserva, sin pagar tasas, ni jeep ni leches. Dentro de la reserva viven pequeñas comunidades y aldeas tribales adivasi. Le sigo tirando indirectas. La fortuna está de nuestra parte. Casualmente pasa cerca de su casa Gopal, un amigo de Haris que vive en una comunidad en el interior de la selva. Tras hablar un rato entre ellos, Haris nos dice que vayamos con Gopal que nos enseñará su casa. Y allá que vamos. Tras casi una hora de camino llegamos a su comunidad, nos presenta a su familia, nos enseña sus animales y nos da de comer.(Increible ¡¡) Después continuamos hacia el interior de la selva para ver si tenemos suerte y vemos elefantes salvajes y comunidades de adivasi. El paseo de 3 horas, es emocionante, el paisaje es  salvaje y vemos muchas huellas de elefantes. Vemos manadas de chitales (los ciervos moteados, tipo bamby). También conseguimos ver pequeñas comunidades de adivasi (estos no se dejan fotografiar por lo que me quedo sin documentación grafica de ellos). Al final no vemos elefantes pero la experiencia ha sido increíble.
Queremos dormir en el interior de la selva, en casa de Gopal, y aunque me dá mucha vergüenza se lo acabo pidiendo, creo que es una oportunidad única, ya que  de noche y al amanecer se acercan tanto a su casa que el gobierno ha hecho un foso de separación entre esta y la selva.
Gopal accede, pero no sabemos por qué motivo, cuando llegamos a casa de Haris, se echa atrás. Haris nos cuenta algo sobre las castas y sobre la familia de Gopal que no llegamos a entender. No importa, dormiremos en casa de Haris y mañana a las 7 estará aquí de nuevo Gopal para volvernos a meter en la selva y volver a probar suerte.

Es increíble, pero aquí estoy con mi portátil en casa de un Indio que hemos conocido esta mañana y que nos ha brindado a quedarnos. Creo que esto solo lo haría en la India.

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