12 de julio de 2014

Valle de Parvati



Nuestro primer destino en India después de aterrizar en Delhi, es el valle de Parvati. Huyendo del calor y del monzón que comienza a azotar el centro de India nos vamos hacia el norte para relajarnos en las montañas y disfrutar de las noches frescas de esta parte de los Himalayas.
En Mateura Jari, encontramos nuestro refugio para casi dos semanas. Este encantador pueblecito que se encuentra a unos quince minutos caminando desde Jari, cuenta con todo lo que necesitamos: preciosas vistas de las montañas, alojamiento barato y comida rica y a buen precio. Mateura Jari es una base perfecta para hacer algunas excursiones. Cruzando el río Parvati hay un bonito sendero que llega hasta Manikaran pasando por pequeñas aldeas



Salimos a la carretera y en menos de un minuto una minivan con ocho indios se ofrece a llevarnos hasta Manikaran. Nos cuentan que han dejado a las mujeres en casa, se han alquilado la furgoneta y se han ido todos los hombres de vacaciones. La minivan parece una discoteca con musica hindi a todo volumen y con nuestra presencia se animan y comienzan a bailar como si de una película de Bollywood se tratara.




Manikaran es un centro de peregrinación hindu y sikh y su balneario atrae a muchos indios para disfrutar de sus aguas termales.

La vuelta la hacemos caminando por un sendero que  acompaña al río. De camino paramos en Kasol y nos sorprende ver lo tranquilo que está sin apenas turistas.



Es difícil abandonar un lugar tan encantador como Mateura, pero sólo lo vamos a hacer por un día. Nuestra intención es ir andando hasta la remota aldea de Malana, a 29 kms, para conocer esta extraña población escondida en el valle que lleva su mismo nombre. Iniciamos nuestra aventura y la suerte está de nuevo de nuestro lado y en los últimos 7 Km un jeep para y nos lleva por la pista de tierra hasta el inicio del sendero que salva mil metros de desnivel hasta llegar a Malana (3029m).


Malana es un lugar extraordinario por su autenticidad. Es un aldea aislada del resto del mundo. Posee un sistema de castas unico y aunque los foraneos son bienvenidos, es necesario respetar una serie de normas como son: no sacar fotos en los templos y no tocar a sus habitantes, ya que nos consideran espíritus impuros. Es curioso ver cómo según avanzamos por el pueblo los niños se retiran para que no les toquemos y en los caminos estrechos se apartan para no ser ni siquiera rozados por nosotros. Nuestra sorpresa llega  a la hora de comprar agua en una pequeña tienda, vaya numerito. Pedimos una botella de agua y el dependiente la pone en el suelo, cuando vamos a pagar para darle el dinero nos pide que lo pongamos también en el suelo para no ser tocado por nuestras manos, así que hacemos lo que nos dice, ponemos el dinero en el suelo nosotros cogemos nuestra botella y él coge el dinero, curioso ritual…


Lamentablemente Malana no se escapa de la falta de gestion de residuos, y la basura está por todos los caminos de tierra que conectan las casas. La mayoría de las casas están construidas de madera y piedra, aunque tras el incendio sufrido en 2008 algunas casas se estás sustituyendo por feas casas de hormigón.


Llegamos a la plaza principal y nos quedamos perplejos de los que vemos. La imagen es sorprendente: muchísimas personas en la plaza sobre todo hombres tumbados sin hacer nada, totalmente separados de las mujeres que también suman una gran cantidad para el tamaño del pueblo. Los niños corren por la plaza con ropas y cuerpos más sucios que jamas hayamos visto. La gente nos observa y sentimos en sus miradas que somos una presencia incomoda.

Nos cuentan que las mujeres son las que llevan el peso del trabajo y son a las únicas que vemos trabajar. Durante el breve verano se pasan de sol a sol subiendo al bosque y tras unas horas regresan cargadas de leña sobre sus espaldas. Sus caras reflejan el esfuerzo y la dureza de sus vidas. Según nos cuentan no existen las familias en Malana, los hombres cada noche cogen a una mujer para tener relaciones sexuales con ella y así van cambiando de noche en noche, por los que no existen las familias estables.






Malana tiene fama por producir la mejor marihuana del mundo y desde luego es evidente que la materia prima la tienen, porque mires por donde mires la marihuana brota alcanzando un tamaño nunca antes visto.

Mucha gente acuden a Malana para comprar y fumar marihuana y hasta niños de 7 y 8 años se nos acercan para vendernos algo en lo que han visto una importante fuente de ingresos. Para nosotros Malana es mucho más que eso, su cultura, sus férreas tradiciones, el paisaje y el aspecto de sus habitantes es mucho más significativo que la imagen que se está vendiendo de Malana.

3 comentarios:

  1. ¿Como vais por sitios tan peligrosos?. Es para tener miedo por lo desconocido, ya veo que es precioso.

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  2. ¿Pero como vais por esos sitios? en que berenjenales os metéis.Besos Luz.

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  3. Menuda "juerga se llevan los viajeros" abrazos. Bel.

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