17 de agosto de 2016

Camino de Santiago del norte: Cantabria

Cambiamos de comunidad y nos adentramos poco a poco en Cantabria. El paisaje se hace más abrupto y montañoso y atravesamos varios pueblos escondidos en los valles.



El sonido de los ríos nos acompaña por donde pasamos. Pequeños pueblos empedrados dotan al lugar de belleza y de historia.



Casas robustas preparadas para los duros inviernos se convierten en verano en preciosas posadas repletas de flores ideales para pasar el verano.




Pasamos por la localidad de Castro Urdiales, con su impresionante catedral y desde allí seguimos hasta nuestra primera parada en Cantabria, el Pontarrón. 





Dormimos en un albergue municipal. Estamos casi solos, dos chicos alemanes, una chica y un asturiano, que nos cuesta su interesante historia como minero durante más de 20 años.


Comienza un nuevo día y nuestra intención es llegar hasta el albergue de Güemes, un precioso lugar construido por un sacerdote, el padre Ernesto, que lleva a cabo este bonito proyecto. 



Al llegar la noche ya somos más de 100 personas alojados en el albergue, de lejos el que más peregrinos reune de todo el camino. 
Antes de la cena en comunidad, nos reunimos todos los peregrinos y nos informan sobre el funcionamiento del albergue a base de donativos y voluntarios



Un día más el buen tiempo nos acompaña. Llevamos más de una semana y ni un solo día de lluvia, así da gusto.










Llegamos a Loredo una bonita localidad turística con una larga playa y un paseo algo abandonado. Desde allí cogeremos una barca que nos cruzará a Santander.

 


Santander es una ciudad señorial y elegante del estilo de San Sebastian, con un cuidado paseo marítimo y casas palaciegas. Una completa visita en bici nos acerca a esta bonita ciudad. 





Dejamos Santander y seguimos por la costa, un sin fin de playas preciosas y salvajes se suceden y los surfistas y extranjeros bien lo saben y disfrutan  acampando con sus furgonetas y autocaravanas en lugares privilegiados. 



Casi sin darnos cuenta llegamos por una pequeña pista de tierra a Santillana del Mar. ¡Qué bonito! Un pequeño pueblo de calles empedradas y casas de piedra muy bien conservadas.







Las fachadas de las casas están adornadas con flores y realzan la belleza del lugar.








Finalmente llegamos a San Vicente de la Barquera es pronto y no sabemos si seguir o dormir aquí, pero decidimos descansar y disfrutar de este turístico pueblo y quedarnos en el albergue de peregrinos. Sorpresa, en el albergue nos encontramos a una alemana con la que hemos coincidido en varias ocasiones, Aileen, una simpática chica que viaja sola haciendo el camino.

Quedarse en San Vicente ha merecido la pena, su casco histórico de casas empedradas y las vistas del mar y la montaña explican su popularidad y su turismo.





Como siempre salimos los últimos del albergue. Que manía tiene la gente de salir corriendo a las 5 de la mañana cuando aún es de noche y no se ve nada, para después terminar a las 12 de la mañana para hacer cola en la puerta del albergue para coger una cama. Algunos peregrinos han convertido el camino en una competición, en la que no se paran ni a comer ni a hacer una foto o contemplar un paisaje con tal de 
llegar los primeros y que no les quiten una cama para dormir. Parece que esta idea ha calado fuerte entre algunos extranjeros.

Nosotros seguimos a nuestro ritmo sin prisas y disfrutando del camino y si hay que dormir en el suelo pues nada, eso es el camino.




Salimos de San Vicente y pasamos por la población de Unquera y no nos podemos resistir a probar sus famosos dulces, las corbatas, una mezcla de lazos azucarados de hojaldre, mmmm, buenísimos. Desde Unquera se ve picos de Europa y muy a lo lejos se divisa el Naranjo de Bulnes. De nuevo un día espectacular nos acompaña, un cielo azul que contrasta con el verde intenso de los prados y montañas. 








Entre prados, mar y montañas nos despedimos de Cantabria embelesados por su belleza,




¡Hasta siempre!

Etapas en Cantabria
7. El Pontarrón- Güemes
8. Güemes- Requejada
9. Requejada- San Vicente de la Barquera


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