31 de diciembre de 2008

Marrakech, Alto Atlas, Erg Chebbi y más

ITINERARIO DEL VIAJE

Día 1               Alicante- Tarifa
Día 2.              Tarifa -Tánger -Marrakech
Día 3.              Marrakech
Día 4 al 7        Alto Atlas
Día 8               Marrakech -Essaouira
Día 9               Essaouira -Marrakech
Día 10             Marrakech -Quarzazate -Dades
Día 11             Dades -Erg Chebbi
Día 12             Erg Chebbi -Zagora
Día 13             Zagora-Marrakech



Día 1: Alicante-Tarifa

Hoy es navidad y después de una comida copiosa que venía precedida de una opulenta cena y casi sin descanso para hacer la digestión procedemos a repartirnos los regalos del amigo invisible. Yeni viene a casa para el evento: Rápido mama saca el champan, los postres y abrir los regalos que salimos pitando.
Salimos de Alicante a las cinco de la tarde con algo de pena pues dejamos a la familia y sobre todo a los sobrinos que tan poco vemos y tan rápido crecen.

Sorprendentemente nos plantamos en Tarifa a las 22,30 el viaje se nos pasa volando y es tan pronto que llegamos a dudar si ese Tarifa es el que está frente a África o habrá otro más abajo, pero las luces al otro lado no confirman que ese el estrecho. Siempre que vuelvo a Tarifa y veo África tan cerca me hago la misma reflexión y comprendo el drama de las pateras en su intento por cruzar apenas 14 km que separa la vida de la muerte.

Yeni espera una hora para llamar a casa y decir que ha llegado, aun así su padre piensa que hemos volado.
El hotel Altamira, encima de la tienda de El Niño, muy bien (45 €), como era de esperar está vacío. Nuestras mochilas nos delatan ante los recepcionistas nuestra intención de cruzar a Marruecos. Por cierto uno de ellos se conoce Marruecos hasta el último rincón, el otro asegura no cruzará en la vida. Realmente Tarifa no es tan diferente a Tánger. Nos comentan que curiosamente en Tarifa solo viven 3 marroquíes (parece que están todos en Algeciras). Lo que sí que hay son ingleses borrachos que curiosamente regentan los pocos bares abiertos un día tan casero y familiar como hoy.
Aún vemos zarpar el último ferri antes de irnos a dormir.



Día 2: Tarifa-Tánger-Marrakech

El día empieza a las 8,00 y promete ser largo. A las 9,00 estamos embarcados rumbo a Tánger. Unos mensajes a los amigos despidiendo el año e informando de nuestra nueva aventura antes de salir del puerto. Luego unas buenas fotos de la costa gaditana y en media hora estaré haciendo las mismas fotos sobre la costa Marroquí. Por cierto cada vez mas construida, ya se parece a la española.

Un pie en Tánger y primer regateo. Esta vez con el taxista que nos llevará a la Hill (estación de tren) 50Dh, el petit taxi… nos acaban llevando por 20 Dh.

La primera impresión de Tánger al salir del puerto sigue siendo igual de pésima. El tren a Marrakech sale a las 21,00 y pienso que todo el día en una ciudad tan fea puede ser eterno. Cuál es mi sorpresa cuando voy descubriendo según transcurre el día que Tánger no es ni fea ni insegura (La tenia catalogada como el Bronx de Marruecos). De hecho en la Medina conocemos a unos andaluces que están para 3 días (noche buena incluido).Curiosamente lo más feo de la ciudad es la avenida que sale del puerto (primera línea de playa) llamada avda. de España.

Con los billetes de tren comprados y las mochilas en las consignas de la estación de autobuses nos disponemos a recorrer Tánger de cabo a rabo. La parte moderna desde la estación de autobuses hasta el Grand Zoco por el Boulevard de Mohamed V. El Grand Zoco es la entrada a la medina, la Kasbah se encuentra en la parte alta. Allí un guía oportunista que dice ser familiar del que guarda las llaves de la Kasbah nos hace un recorrido mostrándonos lo más interesante y por el que Yeni le agradece con unos pocos Dírhams (12Dh) que no le llegan ni para tabaco y así nos lo hace saber
Parada en el Pettit Socco para tomar un té. Comemos pescadito frito y pinchos morunos por 40 Dh regateo incluido. Otras dos horas andando, otro te, otras dos horas andando y un kebab con una compañía singular, un lugareño que inicia la conversación preguntándonos que significa “chusma” y “la oveja negra” para continuarla preguntándonos si creemos en los Ovnis (el tío no se perdía crónicas marcianas), suficiente para que llegue la hora de coger el tren.

Un solo vagón con literas lleno de españoles me hace pensar que la noche va a ser toledana, pero los jolgorios y griteríos iníciales van dando paso a las últimas meaditas y cepillado de diente antes de acostarse.



Día 3: Marrakech

Nos despertamos en una gran llanura parecida a la meseta de Castilla. La noche ha sido buena, salvo una parada del tren precedida de un fuerte olor a chamusquina que me hace pensar que el resto del vagón la ha palmado inhalando gases tóxicos y que el único superviviente soy yo y no debo dormirme para no acabar como ellos, pero el sueño me puede y me quedo frito.

En la estación nos está esperando nuestro guía Brahim. Qué bien, no tenemos que regatear con el taxista, además habla español como le pedí a El Housein. Nos deja en el Riad Omar (210 Dh). El Riad es fabuloso y se encuentra en la calle peatonal de acceso a la Plaza de Djmaa el-Fna, a tan solo 200m de esta.
Un té con el guía concretando el planning nos hace ver que hemos calculado mal los días y disponemos de 1 más que decidimos dedicarlo en el Alto Atlas.
Me muero por acabar el té y salir a patear todo Marrakech y aunque me dicen que me va a sobrar tiempo, yo lo pongo en duda.

Empezamos por la mezquita Koutoubia con un minarete de 70m de altura visible desde toda la ciudad y punto de referencia de nuestro hotel. Seguimos por el Hotel la Mamunia para luego dirigirnos a la Kasbah, allí nos perdemos entre callejuelas pero conseguimos ver la mezquita de las Kasba, las tumbas Saadies (10 Dh) y el Palais el Badí (10 Dh), este llegó a ser uno de los edificios más hermosos del mundo por lo que recibió el apelativo de El Incomparable (El-Badí). Ahora el palacio está en ruinas. Fue saqueado en 1696 para llevar sus obras a Meknes. Toda la medina está rodeada de murallas terreras del s.XII coronadas por nidos de cigüeña.

El Palacio real es infranqueable, ni siquiera nos podemos acercar a los jardines que lo rodean y eso que no está Mohamed. Salimos de la Kasbah y entramos en el barrio judío, visitamos un zoco y compramos té.
Continuamos hacia la plaza Djmaa El-Fna, se encuentra en el centro de la medina y es el escenario de todo tipo de espectáculos. Por el día está ocupada por puestos de zumos de naranja (3 Dh) pero es por la noche cuando se llena de puestos de comida humeantes, narradores de cuentos, músicos, comerciantes y vendedores de hierbas y timbales.
Inicialmente se puede pensar que son los turistas los que alimentan la actividad de la plaza, pero la inmensa mayoría de los que conforman la multitud son del lugar.
De la plaza nos adentramos en los zocos. Las calles de esta zona son laberínticas y concurridas: zoco de las alfombras, de los joyeros, de los bolsos, de las babuchas, de las pieles, de los herreros,… los zocos se suceden sin saber cuando sales de uno y entras en otro. Compro un gorro de lana (10 Dh, empieza pidiendo 120 Dh) y tomamos un té para descansar.

Ya ha anochecido y no hemos parado desde esta mañana por lo que vamos a la plaza a cenar en un puesto. Yeni regatea el precio, se ha convertido en una experta y aprovecha la insistencia de los “caza clientes” que hay en cada puesto para sacar una ensalada, un jugo de tomate, un Tallin de pollo, aceitunas y pastilla por 60 Dh. El del puesto acepta cabreado pero cuando nos vamos se despide de ella efusivamente.
Antes de irnos al Riad me tomo dos zumos de naranja buenísimos y nos damos una última vuelta. Cuando llegamos al Riad nos damos cuenta que son todavía las 8, pronto para acostarse, así que nos subimos a la terraza a tomarnos un té. Allí conocemos a un Beduino de Erg Chebbi, un tipo singular pero agradable, le acompaña una canadiense que dice ser su novia y unos chicos ingleses que han venido a Marruecos a escalar. Vamos un mezclote, además el Beduino tiene un amigo marroquí algo más normal con el que nos entendemos malamente pero nos dedicamos a jugar a repetir frases imposibles en otro idioma, tipo “limitadito no mi bitota bito” que no se qué coño significa pero a ellos les hacía gracia.

El ambiente se va animando y decidimos irnos todos a tomar una cerveza a un hotel cercano. Este es de los pocos lugares de Marrakech que sirven alcohol y así lo denotan la cantidad de turistas que llenas las mesas de botellines vacios. Historias de la vida en el desierto amenizan la velada. Cuando nos queremos dar cuenta son más de las 12 así que nos despedimos y nos vamos a dormir pero antes una última visita a la plaza para ver si queda gente: están recogiendo los puestos y la multitud ha desaparecido.



Día 4: Alto Atlas

Nos levantamos y desayunamos en la terraza del Riad, todo un lujazo viendo la torre de la Koutoubia, tortilla de huevos y tortas parecidas a los crepes con zumo de naranja.
En recepción nos está esperando el taxi que nos llevará a Imlil. El taxi nos deja en un pueblo anterior y allí nos espera Brahim. Más tarde llegará el mulero-cocinero Hassan.

No saldremos hasta después de comer pero Yeni y yo tenemos ganas de actividad así que cogemos carretera hacia arriba y un poco mas y llegamos a Imlil andando. Cuando volvemos tenemos un Tallin de huevos preparado. Pequeña siesta, cargamos la mula e iniciamos camino hacia Ourika. Aquí pasaremos la primera noche. Dejamos las mochilas y salimos a conocer al pueblo. No me refiero al pueblo, pues lo compone apenas una calle con casas de adobe, me refiero a los habitantes. En los pueblos bereberes, los niños pasan desde que amanece hasta que anochece en la calle jugando prácticamente con una piedra. 
Tengo la sensación que los pocos turistas que pasan por estos pueblos no salen del albergue cuando terminan el treking diario, pues aunque la ruta es bastante frecuentada por excursionistas, dedicar un rato a estos niños supone para ellos lo más importante que les va a pasar en bastante tiempo. A Yeni y a mi esta parte es la que más nos gusta y aunque, al principio son muy vergonzosos, casi asustados (las niñas se esconden entre ellas cuando las diriges la mirada), en poco tiempo nos encontramos rodeados de todos los niños del pueblo (que no son pocos) diciendonos “madam” y “mesie” peleándose por jugar con nosotros. Juegos tan sencillos como dibujar en el suelo con un trozo de tiza animales o cosas y decir su nombre en árabe sirve de atracción para grandes y pequeños. Al rato Yeni empieza a jugar a las palmas y todos los niños queriendo jugar con nosotros.

Realmente veo a Yeni y pienso que los que mejor nos lo estamos pasando somos nosotros. Tal es el revuelo montado que también se empiezan a acercar los mayores.
Estos momentos son imborrables, somos el centro de atención de absolutamente todo el pueblo. Intento que este momento quede plasmado en una foto, pero cuando saco la cámara cambia la cara de los niños, y el mayor de ellos se apresura a decirnos “ la!, la! fotos la!”… escondo la cámara y todo sigue igual. Nos tendré que resignar a grabarlo en la retina.

Se nos han pasado un par de horas jugando con los niños sin apenas darnos cuenta. Ibrahim nos llama para tomar un té. Bromeamos en ingles sobre quien sabe más ingles y nos bajamos a la cocina a cenar, pero están cenando unos holandeses más tiesos que una mojama, así que nos vamos a la cocina a cenar donde están los muleros. Al rato la cocina parece el camarote de los hermanos Marx, creo que es buen momento para sacar el turrón que he traído de España, disfrutamos como si fuera una fiesta.



Día 5: Alto Atlas

Nos levantamos sin prisa. Llevamos durmiendo desde las 9 pero es invierno y anochece pronto y aquí de noche poco se puede hacer. Desayunamos tranquilamente y empezamos el trekking. En la calle los niños ya están jugando y el suelo está lleno de los dibujos a tiza del día anterior.
La ruta transcurre por el valle y atravesamos varios pueblos bereberes. En ellos el tiempo pasa despacio, la gente tiene poco que hacer, los niños juegan, las mujeres lavan la ropa en el rio o barren la casa con una escoba de ramas y los hombres poco hacen.

Realmente no sé de que subsisten pero, según Ibrahim, de sus cultivos y con el excedente lo venden los sábados en el mercado de Asni, con lo que sacan compran aquello que no producen.
Viajando por estos lugares uno se da cuenta de lo poco que se necesita para vivir. Los niños visten andrajosos y tienen encima más mierda que el palo de un gallinero, además a la mayoría les cuelgan dos velas de la nariz que parecen disecadas desde hace varios días. Comemos cerca del rio y nos echamos una buena siesta.

Mi relación con Yeni es estupenda. No es el primer viaje que hacemos juntos, ni mucho menos, pero este quizás sea el más largo que hacemos solos y además el primero de cierta aventura. Cuando planeas un viaje acompañado de alguien, siempre te ronda como será la relación con esa persona, si habrá conflictos y como resolveremos las discrepancias. Con Yeni no tengo esa incertidumbre, pues además de llevarnos genial nos adaptamos igual de bien a cualquier situación. Además en este viaje estoy descubriendo más cosas de ella y…me gustan mucho. La veo muy suelta y lanzada a la hora de preguntar e informarse. Su francés es muy limitado y la entienden con dificultad, yo poco puedo ayudar, pero ella ha adoptado el papel de guía o líder. Realmente no pensé que fuera a ser así y la verdad creo que lo hace muy bien, mejor que yo. Yo me siento muy limitado con el idioma, casi nadie habla ingles pero aunque lo hicieran creo que tampoco los entendería.
Otra faceta que he descubierto en Yeni en este viaje es lo sociable y extrovertida tanto con la gente del país como con otros viajeros. Me gusta verla abierta e integrada, además las limitaciones que conlleva el viajar solo dos se ven en parte compensadas con esos minutos de conversación que sacas por aquí y por allá con unos y otros.Creo que su viaje a NY le ha enriquecido mucho en ese sentido.

Yeni y yo somos dos almas libres y coincidimos que en otro tiempo nos hubiera agobiado hacer un viaje tan largo con nuestra pareja. Ahora hemos aprendido a relajarnos y estar bien con nosotros mismos, aprovechar lo mejor de viajar solo y lo mejor de hacerlo con la persona que más te gustaría.

La ruta de hoy no son más de cinco horas pero nosotros hemos estado parado casi dos horas a medio día más una hora después de comer durmiendo al sol.
Llegamos al refugio. Está en un pequeña aldea frente a las montañas nevadas y antes de llegar al collado que hay que atravesar para llegar a Setti fatma.
Tomamos un té en la terraza. Al rato llegan un grupo de cinco vascos, al parecer iban a hacer el circuito de siete días alrededor del Toubkal y al llegar aquí les han cambiado todos sus planes.
Yeni y yo nos vamos a dar un paseo, aquí también hay niños pero parecen más brutos pues juegan a tirarse piedras. Estos tienen la ropa aún más estropajosa.

Volvemos al refugio tomamos un té y cenamos. Después de cenar muchas risas con Ibrahim y compañía. Bromeamos sobre las reclamaciones que le vamos a poner cuando lleguemos a España. Saco mi tableta de turrón de Jijona, al principio cogen tímidamente y parece que lo hacen por no hacerme un feo, pero poco a poco se van animando y acaban con ella. Nos vamos a dormir.



Día 6: Alto Atlas

Empezamos el recorrido bajando a un pueblo abandonado. Está muy cerca del rio y en el año 95 hubo una riada que se llevó medio pueblo. Las familias construyeron sus nuevas casas más arriba creando un nuevo pueblo, pero aún quedan dos que no tienen medios para hacerlo. Continuamos y nos vamos acercando a la nieve, cogemos una pista que nos llevará a Imlin, hay varias excavadoras trabajando en ella, por lo visto  la quieren asfaltar. Me parece un error, pues además del impacto ambiental, esto solo puede estar enfocado al acceso al turista pues los bereberes no tienen coche y en caso de urgencia ya cuentan con una pista en buen estado. Si llegan los coches y los turistas a estas aldeas, parecerán un escaparate y reflejarán en lo bereberes la pobreza y el subdesarrollo frente la riqueza de los turistas.

Llegado al collado donde se inicia la bajada a Imlil me surge la idea de reducir los días de treking y aprovechar para conocer Essauira. Es una buena oportunidad y no veo inconvenientes. Se lo exponemos a Ibrahim y no le ve ningún inconveniente.
Imlil es un pueblo disperso y no tiene la estética de otros pueblos bereberes por donde hemos pasado. Ibrahim nos enseña la tienda de su familia y nos tomamos un té (20 dh) mientras él saluda a los suyos.
Empezamos la subida hacia el Toubkal pasando por una kasba de lujo. Llegamos al pueblo y nos acomodamos en el albergue. La habitación es una chulada y además tiene camas. Hassan nos tiene preparada la comida. Después de comer seguimos con ganas de andar así  que seguimos el camino hacia el Toubkal atravesando un cauce seco de una torrentera enorme por donde baja algún montañero y bastantes mulas cargadas con mochilas. El tiempo arriba es malo, nieva y hace viento.

A la vuelta encontramos dos niñas que acaban en brazos de Yeni y yo aprovecho para hacer unas buenas fotos, sin que me vean.
Mientras Ibrahim nos ha buscado un hotel en Essauira y nos informa sobre los autobuses.



Día 7: Imlil - Essaouira

Este día también será largo. Amanece nublado, ha llovido toda la noche y no hemos dormido muy bien.
Bajamos a Imlil y allí nos está esperando un taxi que nos llevará a Marrakech donde tenemos que coger el bus a Essaouira. Pero antes Ibrahim se toma plácidamente un té llevando a rajatabla la filosofía en Marruecos " la prisa mata".
En el taxi también viene otro guía amigo de Ibrahim con el que nos reímos pues dice tener una novia vasca y nos enseña hasta su foto.

En Marrakech nos dirigimos a la estación de Supratours. Sale un bus a las 14,30 (65 dh) pero está completo por lo que decidimos ir a la Gare Routier pero hay un atasco inmenso. Además de llover hoy es 31, fiesta en todo el país y viene gente de Rabat y Casablanca a pasar la Nochevieja. Conseguimos llegar e Ibrahim y su amigo nos acompañan hasta la puerta, sale un bus de inmediato y hay billetes, solo cuesta 40 dh más 5 Dh  por la mochila, pero este tarda el doble. Subimos al bus y vemos que somos casi los únicos turistas, pero casualmente encontramos a un alicantino viajando con su novia mejicana, viven en Madrid, a él le han cobrado 20 dh más y cuando baja a reclamar le dicen que su mochila es más  grande.
El recorrido transcurre por un paisaje sin interés hasta 20 kilometros antes de llegar, donde la carretera está rodeada de bosques de acebos y pinos. Lo más curioso del trayecto es la parada que hacemos a mitad de camino donde empieza a subir gente, aunque el bus va lleno, ellos irán de pie. En la siguiente parada sube aun más gente esta vez mujeres, niños y hasta un ciego, a vender y a pedir dinero.
Al entrar a Essauira se nos cae el alma a los pies, pues se ve un pueblo feo y destartalado. Para más inri leemos el nombre de nuestro hotel en un edificio casi en ruinas a las afueras, lejos de todo.
La estación de autobuses parece un desguace de autobuses viejos, lleno de gente al asedio del turista ofreciéndote desde un Riad hasta llevarte la maleta en un viejo carro. Nosotros conseguimos salir del atolladero con las mochilas a la espalda que no es poco. Pero no tenemos ni idea de a dónde dirigirnos.
(Continuará)











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