6 de octubre de 2011

Kampung Naga – Pangandaran


El paisaje a ambos lados de la carretera entre Garut y Tasikmalaya es de tal belleza que nos morimos de ganas por bajarnos del autobús y disfrutar más tranquilamente de él. Así que decidimos hacer una parada en la aldea de Kampung Naga. 
Emplazada entre la naturaleza y rodeada de palmeras y miles de terrazas con plantaciones de arroz que dibujan un paisaje de un verde tan intenso que a la vista le cuesta acostumbrarse, los habitantes de ésta pequeña aldea han decidido mantenerse al margen y no participar en el “progreso” y conservar intactas sus tradiciones, costumbres y forma de vida. Las casas son de paredes de bambú y techo de paja. En el centro de la aldea se encuentra la escuela y la mushola (mezquita). No hay electricidad, por la noche se iluminan con lamparillas de aceite. Las mujeres en la aldea separan el grano de arroz de la paja de forma tradicional, como lo llevan haciendo miles de años. Otras vuelven del bosque con leña, que cargan en sus cabezas y usarán para cocinar.




A la aldea Kampung Naga sólo se puede acceder con un guía local. Nosotros nos unimos a un guía que va con un grupo de indonesios y nos evitamos pagar un guía solo para nosotros.
Aunque nos han insistido en que volvamos por el mismo camino que de entrada a la aldea, no podemos dejar de disfrutar de este paisaje que es un regalo para los sentidos y tomamos un sendero que se adentra por las terrazas y pasa cercano a otras aldeas. Las vistas son geniales y el ambiente rural muy auténtico. Los aldeanos siempre descalzos y con una hoz en la mano, trabajan la tierra y nos miran con la misma curiosidad con que les miramos nosotros y siempre con una sonrisa.







Es reconfortante ver en estos tiempos como hay comunidades que han renunciado a la modernidad, aun teniéndola a su alcance, y mantenerse a l margen de la locura en la que participamos el resto del mundo para preservar su cultura y tradiciones y seguir viviendo en paz y armonía con el medio natural.


Llegamos a Pangandaran de noche, cansados y con pocas ganas de buscar un guest house, pero como es habitual en Indonesia un comisionista se nos acerca para ayudarnos y acabamos en el GH Panorama. Situado frente al mar y propiedad de un francés y una indonesia resulta ser una buena opción para disfrutar de unos días de descanso. Las habitaciones de colores alegres y decoradas con conchas, mascaras y más artilugios provenientes de una tienda de souvenirs que tenían antes los dueños en Jakarta, son muy confortables y el desayuno incluido en el precio de la habitación es delicioso. François y Tika, los dueños de este alojamiento son encantadores y con ellos compartimos momentos muy agradables y nos hacen sentir como en casa.

Aquí conocemos a Yuri un catalán que está viajando por Asia por un año.
Amanece en Pangandaran y por fin vemos la playa, una larguísima franja de arena volcánica con una costa llena de palmeras. Rápidamente comprobamos de donde viene su fama. Unas enormes olas de un tubo perfecto rompen sobre la playa con una fuerza increíble, y es que Pangandaran es un sitio ideal para hacer surf. Antonio mira las olas con ganas y le ha faltado tiempo para preguntar donde se puede alquilar una tabla. No muy lejos hay un puesto playero que alquilan tablas de surf y allá que vamos.


A lo largo de la playa varios carteles anuncian que queda prohibido el baño, pues las corrientes son muy fuertes y mayoría de los locales no saben nadar.
El dueño es un joven indonesio que casualmente hace un mes ha estado en Santa Pola haciendo Kite Surf, también conoce Elche y Villajoyosa y de allí viajó a Barcelona. Nos deja realmente sorprendidos, pues en este país no tienen ingresos suficientes para poder viajar. Poca gente ha salido de su ciudad y como mucho han viajado por su isla. Para ellos viajar a Europa es carísimo, no sólo por el billete sino por los precios.
Nos pasamos casi toda la mañana hablando con él y sus amigos. Nos resulta curioso lo que le ha llamado la atención de España, cosas insignificantes, como que por la noche baldean las calles con una manguera. Pero no hay nada que le haya realmente asombrado, incluso cuando le preguntamos qué le pareció la Sagrada Familia de Barcelona, sólo comenta que hacía mucho calor.
Desgraciadamente tenemos que oir que en Alicante le abrieron el coche y le robaron lo que tenía dentro. En un país donde no existe la delincuencia, y donde la gente es tan agradable, no queremos ni pensar la imagen que se llevaría del nuestro.


Más tarde, hablando con su amigo, sacamos unas conclusiones muy interesantes. Directamente nos dice que los indonesios no tienen ningún interés por conocer Europa ni otros lugares de occidente. Dice que para que un viaje sea interesante se tienen que dar tres cosas: bonito paisaje, buena comida y simpáticos habitantes. Tiene claro como son los Europeos, gente estresada, triste y sin tiempo ni para saludar. Y eso no les gusta nada.
Ellos tienen claro que su país es el mejor del mundo y se encuentran felices sin salir de su pueblo. No necesitan conocer más.

Por la tarde Antonio decide alquilar una tabla de surf, pero las olas son demasiado fuertes y no consigue cogerlas con mucho éxito.


En este lugar es muy fácil entablar conversaciones con unos y otros. Todos quieren hablar con nosotros y a la vez practicar su inglés. Tenemos una interesante conversación sobre la religión y las tensiones entre occidente y el mundo musulmán. Es bueno  conocer la opinión que tienen de occidente desde esta parte del mundo. Tienen muy presente los miles de muertos que ha causado EEUU con la invasión de Irak, la ocupación de Afganistan, el apoyo a Israel y las torturas de Guantanamo. No podemos más que compartir su opinión sobre USA y la manipulación de los medios en occidente.

Alrededor de Pangandaran hay bastantes cosas interesantes que ver así que a alquilamos una moto y recorremos la zona. Yuri se viene con nosotros y disfrutamos de una agradable compañía
Nuestra primera parada es el Green Cañon, donde tomamos un bote que nos lleva durante media hora por el interior de un río encañonado hasta donde ya no puede continuar, allí para y nos damos un baño en sus aguas turquesas , rodeados de frondosa vegetación.

Más tarde vamos a la playa de Batu Karas y al Green Valley. Todo nos parece precioso.  Antonio sólo piensa que éste sería un buen lugar para vivir una temporada.

Llega el 4 de Octubre, el día en que Antonio se hace reviejo  y cumple treinta y cinco. Que mejor sitio para celebrar el cumpleaños.  Por la mañana un buen desayuno desde la terraza del hotel con vistas al mar y a estas playas preciosas, después pasa el día haciendo surf y hablando con los amigos que hemos hecho y por la tarde acudimos a la Pasar Ikan, una especie de lonja de pescado donde elijes lo que quieres y en el restaurante de al lado te lo cocinan.
Una buena cena con gambas de un palmo de grande, gordita de la buena, un calamar enorme y una dorara de un kilo todo hecho a la barbacoa y con unas salsas buenísimas y arroz.
En un minimarket  compramos una especie de bollicao y le ponemos  35 velas (casi no cabían).


Lo mejor de todo es que la gente aquí es increíble, tan buena y amistosa que se levantaron todos los de las mesas de al lado para darle la mano y felicitar a Antonio.
Al día siguiente nos disponemos a explorar el Taman Nasional Pangandaran, un bonito parque nacional con ciervos junto a playas de arena blanca. Hay varios senderos, pero  lo más bonito es ir bordeando la costa, por donde nos vamos encontrado pequeñas playas salvajes donde el mar rompe con fuerza. En la primera playa hay coral a varios metros de la orilla, pero para llegar hay que sortear las tremendas corrientes que se forman a la altura de donde rompen las olas. Nosotros lo intentamos varias veces, pero aquí el mar es bastante peligroso, así que desistimos en nuestro intento.

 
Después de varias horas recorriendo los senderos del parque decidimos ir a comer y repetir de nuevo en Pasar Ikan y degustar unas riquísimas gambas y calamares.

Pangandaran fue prácticamente engullido por un tsunami en el 2006, más de 600 personas murieron y la primera línea de playa desapareció por completo. A simple vista todo parece normal como si nada hubiera pasado, pero las heridas más dolorosas no se aprecian en los edificios sino en las personas. Durante la cena, en uno de los chiringuitos de la playa conocemos a un hombre que nos cuenta emocionado y con tristeza como el tsunami le arrastró durante más de un kilometro tierra adentro y como él pudo sobrevivir a la terrible experiencia agarrado a un árbol, no corriendo la misma suerte su familia y amigos que murieron arrastrados por la fuerza del agua.


En los años 80 y 90, Indonesia era uno de los países punteros en turismo del sureste asiático, pero las continuas catástrofes naturales y el terrorismo islámico, hizo que muchos turistas dejaran de venir, a pesar de todo ello el pueblo indonesio ha asumido muy bien este cambio de situación en la que muchos lugares se han visto tremendamente afectados, aun así esto no ha cambiado su actitud hacia los turistas y siguen siendo muy amistosos, agradables y acogedores y te reciben como antiguos amigos.
Cuando leemos todas las catástrofes naturales que ha sufrido este país, tsunamis, terremotos, inundaciones, erupciones volcánicas, no podemos entender porque la madre naturaleza descarga toda su fuerza en un país tan maravilloso y con una gente tan buena y humilde.
   




3 comentarios:

  1. Felicidades con retraso Antonio!!!
    Me lo parece o,estás emocionado en esa foto con taaaantas velas?Yo estoy por Borneo y el jueves ya voy para Filipinas.Un besote para los dos.Yani.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Yani !!!

    Más que emocionado, estaba acalorado... ¡No veas el calor que desprendia tanta vela !
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Despues de ver las magnificas vistas y tus comentarios sobre las gentes del lugar, entiendo que vean occidente como un lugar inhóspito y aburrido.
    Qué interesante cuando hablais con los lugareños y os explican sus opiniones acerca de nuestro país
    y lamentable que les trataran tan mal.
    Bueno niña pasalo muy bien en todos los sitios.Besayss.

    ResponderEliminar