17 de octubre de 2011

Lombok (1ª parte): Mataram y Sengigi



Después de casi siete horas en barco, por fin llegamos a Lombok. Bali está solo a 25 kms y no entendemos como hemos podido tardar tanto si desde Bali veíamos Lombok en frente.

El barco nos deja ya de noche en Lembar, el principal puerto de entrada del oeste de Lombok. En Lembar pretendemos coger un bemo que nos lleve hasta Sengigi, pero no sabemos si será por la hora o por qué pero Lembar es un pueblo fantasma. Nos acercamos hasta la estación de autobuses, pero ni rastro de bemos, autobuses u otros transportes. Finalmente, unos locales acceden a llevarnos en sus motos hasta Mataran, la capital, situada a unos 35 km.
No nos queda tiempo para más, asi que decidimos buscar un alojamiento y pasar la noche en Mataran y mañana seguir hasta Sengigi.
A pesar de ser la capital, Mataran es un pueblo grande con poco interés, pero decidimos aprovechar nuestra visita  y pasar por la oficina de inmigración para intentar renovar nuestros visados de Indonesia un mes más.
Caminamos varios kilómetros hasta llegar a las oficinas de inmigración. Al principio todo parece un poco complicado y para ampliar el visado debemos tener un sponsor, que por supuesto no tenemos y los trámites se pueden alargar hasta tres y cuatro días.
La verdad es que no nos apetece mucho estar en Mataran cuatro días. La solución nos la da la misma funcionaria y nos comenta que podemos sacar un visado exprés en una hora y que ella nos puede buscar un sponsor  para hacerlo en el momento. El visado exprés cuesta unos 40$ y pagar al sponsor depende de tu capacidad de regateo, nosotros al final pagamos 70.000 rupias por cada uno.
En menos  de dos horas tenemos nuestros visados renovados para un mes más.
Desde Mataran tomamos un bemo que nos lleva a Sengigi.
Un enorme chaparón nos da la bienvenida en Sengigi y nos avisa que la temporada de lluvias acaba de empezar. Llevamos ocho meses librándonos del monzón, pero al final en algún sitio nos tenía que pillar.
Sengigi, es una población turística pero se limita a unos cuantos alojamientos a ambos lados de la carretera principal y una playa fea.
Desde Sengigi caminamos por la costa y descubrimos algunas playas cercanas más bonitas.

Llega la noche y nos vamos a dormir a nuestro Guesthouse. Llevamos un rato intentando dormir, pero los picores no nos dejan pegar ojo, yo pienso en algún mosquito que se está cebando  con nosotros, pero Antonio ya cansado enciende la luz y horror, nuestra cama está llena de chinches, pegamos un salto de nuestras  camas y salimos fuera de la habitación. Son las dos de la mañana y no sabemos si buscar otro alojamiento para pasar la noche o esperar a que amanezca para salir corriendo de Sengigi. Para que nadie tenga la mala suerte de caer en este alojamiento, no recomendamos a nadie dormir en Sonya Homestay.
 Al final, decidimos probar suerte y ver si encontramos algún Guesthouse abierto que nos pueda dar una cama limpia. Rápidamente encontramos uno, por suerte el dueño duerme en la recepción y tras despertarle nos ofrece una habitación que inspeccionamos con cuidado.
A la mañana siguiente, salimos dirección a la isla de Gili Trawangan, esperando encontrar allí uno de nuestros pequeños paraísos.
 

1 comentario:

  1. Menudos mosquitos mas gordos lo mejor fue
    marchar de ese sitio, por fortuna todos no son
    asi.
    Las playas son una pasada,muy bonitas.

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